
Europa atraviesa un momento decisivo. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo dejó claro durante su intervención en el Berlin Global Dialogue 2025: el endurecimiento de los controles a la exportación de tierras raras y materiales para baterías por parte de China constituye un “desafío estructural” que amenaza las cadenas de suministro y la competitividad industrial del continente.
En este contexto, la puesta en marcha de RESourceEU representa una oportunidad crucial. Pero su éxito dependerá de que logre ir más allá de convertirse en otro simple instrumento de aplicación del Reglamento sobre Materias Primas Fundamentales (CRMA). Europa debe dar un paso decisivo: pasar de la mera reforma procedimental a una auténtica estrategia industrial.
Reformar el marco europeo para impulsar la inversión
Para que RESourceEU cumpla su propósito, Europa debe abordar los cuellos de botella que lastran el desarrollo de su industria: los complejos procedimientos de autorización, los elevados precios de la energía, las dificultades de acceso a la financiación y las limitaciones de los marcos de ayudas estatales. Todos estos factores deben transformarse de obstáculos en auténticos motores de inversión.
Tal como advirtió von der Leyen: “Nuestra respuesta debe estar a la altura de los riesgos a los que nos enfrentamos… Europa ya no puede seguir haciendo las cosas de la misma manera.”
Más allá de la experiencia de REPowerEU
La iniciativa REPowerEU dejó valiosas lecciones, pero los mercados de materias primas no funcionan como los mercados energéticos. Por eso, RESourceEU no puede limitarse a replicar aquel modelo. Debe reconocer la naturaleza global, interconectada y versátil de las cadenas de suministro de materias primas, evitando soluciones uniformes como las compras centralizadas o las simples reservas estratégicas.
En su lugar, la nueva estrategia europea debe apostar por un enfoque flexible y realista, que tenga en cuenta las particularidades de cada material y las condiciones de cada mercado.
Competitividad a través de la integración
La competitividad no nace de una sola política, sino de la coherencia entre todas ellas. Para reforzar la posición industrial de Europa, es necesario:
Acelerar el desarrollo de instalaciones estratégicas de extracción y procesamiento, con costes energéticos reducidos y trámites más ágiles.
Crear mercados basados en estándares, respaldados por ayudas públicas selectivas o mecanismos de apoyo a los precios, adaptados a la realidad de cada materia prima.
Fomentar clústeres industriales que integren la cadena de valor, retengan el valor añadido dentro de la UE y vinculen el sector de materias primas con las industrias de tecnologías limpias y defensa.
Invertir en valor, no solo reducir costes
Durante décadas, Europa ha externalizado los costes ambientales y sociales de la extracción de materias primas, conservando únicamente el valor generado en las fases posteriores de la cadena productiva. Ese modelo ha quedado obsoleto.
El nuevo enfoque debe centrarse en crear valor dentro del territorio europeo, impulsando inversiones sostenibles que fortalezcan la autonomía industrial y reduzcan la dependencia exterior.
Von der Leyen lo subrayó con claridad: “El objetivo es garantizar el acceso a fuentes alternativas de materias primas críticas a corto, medio y largo plazo para nuestra industria europea. Impulsaremos la inversión en proyectos estratégicos de producción y procesamiento de materias primas críticas aquí, en la Unión Europea.”
Un punto de partida: fortalecer los cimientos
Para que RESourceEU cumpla sus ambiciosos objetivos, Europa necesita comenzar por un diagnóstico realista y una reforma profunda de las políticas existentes, antes de incorporar nuevos instrumentos.
Solo si se refuerzan los fundamentos —simplificación de los permisos, reducción de los costes energéticos, mejora del acceso a la financiación y dinamización de los mercados— podrá la industria europea de materias primas desplegar todo su potencial y contribuir de forma decisiva a la autonomía estratégica de la Unión.
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